Muchas de mis clientas me dicen que pierden el equilibrio en algunos ejercicios. Aunque siempre ofrezco alternativas para que puedan entrenar de manera segura, es un tema que quiero comentar contigo. Los ejercicios de estabilidad han sido una constante en mi vida, pero si no sabes por dónde empezar y sientes que el equilibrio e te escapa, es hora de remediarlo.
Qué es la estabilidad y por qué importa
La estabilidad es la capacidad del cuerpo para mantener el control del movimiento, tanto cuando estamos quietos como cuando nos desplazamos. En los ejercicios de estabilidad no se busca levantar mucho peso ni alcanzar grandes velocidades, sino lograr precisión y control. Es la base invisible de todos los movimientos bien hechos.
Hay dos tipos de estabilidad: la estática, que implica mantener una posición (como una plancha), y la dinámica, que consiste en mantener el equilibrio durante el movimiento (por ejemplo, al correr o cambiar de dirección). Ambas se entrenan activando el core, mejorando la propiocepción y fortaleciendo los músculos estabilizadores, especialmente los de cadera, abdomen y espalda.
Cuando empecé a incorporarlos en mi rutina, noté que mis movimientos se volvían más fluidos. Tenía menos molestias y mejor coordinación. Por eso en mi programa de entrenamiento online siempre incluyo una parte específica dedicada a estabilidad: es la mejor inversión para prevenir lesiones y ganar control corporal.
Cómo saber si tienes buena estabilidad
Antes de lanzarte a entrenar, puedes probar algunos tests caseros. Te ayudarán a saber de qué base partes y cuál es el objetivo que quieres alcanzar.
- Mantente sobre una pierna con los ojos cerrados durante 30 segundos. Si pierdes el equilibrio, tu sistema propioceptivo necesita trabajo.
- Camina en línea recta, colocando el talón justo delante de la punta del otro pie. Si te balanceas, hay desequilibrio lateral.
- Haz una sentadilla a una pierna y observa si una cadera cae más que la otra. Esa asimetría indica falta de estabilidad en la pelvis.
No se trata de hacerlo perfecto, sino de tomar conciencia. Una vez sabes dónde estás, puedes empezar a trabajar con los ejercicios de estabilidad adecuados.

Ejercicios básicos de estabilidad para empezar
Estos son algunos de los ejercicios que utilizo tanto en mis sesiones personales como en los entrenamientos online. No requieren material complicado, solo concentración y constancia:
- Plancha frontal: el clásico. Mantén el abdomen activo, sin hundir la espalda. Comienza con 20 segundos y aumenta progresivamente.
- Puente de glúteos: tumbada boca arriba, eleva la pelvis y activa el abdomen. Mejora la estabilidad de la cadera.
- Equilibrio sobre una pierna: intenta mantenerte firme mientras mueves los brazos o giras el tronco. Fortalece tobillos y core.
- Peso muerto a una pierna: con el cuerpo inclinado hacia delante y una pierna extendida atrás. Trabaja la cadena posterior y el equilibrio dinámico.
- Bird dog: desde posición de cuadrupedia, estira brazo y pierna contrarios sin arquear la espalda. Ideal para control lumbar.
En las primeras semanas, el objetivo no es aguantar más tiempo, sino moverse sin tensión. Cada repetición bien hecha vale más que diez desequilibradas. Por eso en mi entrenamiento online insisto tanto en la técnica: la estabilidad se construye desde la precisión, no desde la prisa.
Cómo progresar sin perder técnica
Cuando los ejercicios de estabilidad básicos dejan de ser un reto, puedes aumentar la dificultad introduciendo pequeñas variaciones:
- Superficies inestables: bosu, cojines o colchonetas blandas obligan al cuerpo a estabilizar en más planos.
- Movimiento lento: cuanto más despacio ejecutes un ejercicio, más control necesitas.
- Integración funcional: combina estabilidad con fuerza, por ejemplo, haciendo una zancada con torsión de tronco o una plancha con apoyo alterno.
La clave está en progresar sin perder control. Si el cuerpo tiembla más de lo razonable o la postura se desmorona, no estás ganando estabilidad, estás luchando contra el caos.
Errores frecuentes al entrenar estabilidad
Antes de llegar a dominar los ejercicios de estabilidad, casi todos pasamos por los mismos tropiezos. No por falta de fuerza, sino por exceso de prisa o de confianza. Estos son algunos de los errores más habituales que conviene evitar.
- Buscar dificultad antes de dominar lo básico. La progresión solo tiene sentido si hay control.
- No activar el core. Es el centro de la estabilidad. Si no está activo, el resto del cuerpo compensa mal.
- Olvidar la respiración. Contener el aire bloquea el movimiento. Aprender a respirar mientras mantienes el equilibrio es parte del entrenamiento.
- Ignorar los desequilibrios. Trabajar ambos lados por igual evita compensaciones a largo plazo.
Incorporar la estabilidad al día a día
No hace falta dedicar una hora diaria a los ejercicios de estabilidad. Basta con integrarlos en momentos cotidianos:
- Levantar un pie al cepillarte los dientes o al vestirte.
- Subir escaleras con control, apoyando bien todo el pie.
- Caminar descalza unos minutos en casa para mejorar la conexión pie-suelo.
Y si entrenas en casa o viajas a menudo, puedes seguir rutinas cortas guiadas a través del servicio de entrenamiento online. Las sesiones se adaptan a tu nivel y no requieren equipamiento. Solo un poco de espacio y ganas de moverte con más control.
Mini rutina semanal de estabilidad
- Lunes: 15 minutos de core (plancha + bird dog + puente).
- Miércoles: circuito de 4 ejercicios dinámicos (zancada con torsión, equilibrio, peso muerto a una pierna, plancha lateral).
- Viernes: yoga o movilidad, centrado en control postural y respiración.
Con tres sesiones semanales, la diferencia se nota rápido: mejor postura, menos sobrecargas y más sensación de control corporal.
Conclusión
Los ejercicios de estabilidad no son un complemento, son la base de todo movimiento eficiente. Entrenarlos mejora el equilibrio, la coordinación y la fuerza real: la que se nota en la vida diaria. Si hay una lección que me han dejado estos años, es que cuanto más estable es el cuerpo, más libre se mueve. Y eso, más que una meta, es una forma de estar bien.
