Si alguna vez has pensado “no me gusta mi cuerpo”, no te avergüences. Esa sensación, que puede ser especialmente intensa en verano, no es solo una cuestión estética, sino algo que afecta nuestra salud mental y física profundamente.
Yo misma he tenido momentos en los que me he cuestionado mi imagen, deseando cosas diferentes sobre mi cuerpo. Sin embargo, con los años y mi experiencia acompañando a muchas mujeres, he aprendido que transformar esa relación no pasa por cambiar radicalmente nuestra apariencia, sino por cuidarnos desde un lugar real y honesto.
En este artículo quiero compartir contigo cómo, a través del entrenamiento, la alimentación consciente y el cuidado emocional, puedes empezar a cambiar esa sensación de “no me gusta mi cuerpo” hacia una mirada más amable y saludable.
Entender el origen del “no me gusta mi cuerpo”
Muchas veces, ese sentimiento viene de afuera tanto como de adentro. La sociedad, las redes sociales y los estándares irreales de belleza nos bombardean constantemente con imágenes que parecen inalcanzables. Esto crea una voz interna que no para de criticarnos, enfocándose en lo que “no está bien” en lugar de valorar lo que sí tenemos.
He visto cómo esta autocrítica afecta a mujeres de todas las edades y niveles de fitness. Recuerdo a muchas que llegaban a mis programas cargadas de dudas y con un diálogo interno duro, que las frenaba incluso antes de empezar a moverse.
Por eso, entender de dónde viene ese “no me gusta mi cuerpo” es el primer paso para empezar a cambiar. No se trata solo de entrenar o comer mejor, sino de cuestionar esas voces internas y externas que nos hacen sentir menos.
La musculatura y la salud: un aliado imprescindible
Durante mucho tiempo, yo misma pensaba que tener más músculo no era para mí; incluso sentía que era “demasiado”. Pero con la experiencia, aprendí que una buena musculatura es clave para sentirme fuerte, saludable y con energía para todo lo que quiero hacer.
El músculo no solo moldea nuestro cuerpo, sino que también protege nuestras articulaciones, mejora nuestro metabolismo y nos ayuda a prevenir lesiones. Además, el entrenamiento para desarrollar músculo no significa volverse “grande” o “excesiva”, sino ganar funcionalidad y bienestar.
En mis programas, trabajo para que cada mujer construya una musculatura equilibrada, que le permita sentirse capaz y saludable, dejando atrás los miedos y los mitos que muchas veces nos frenan.
Alimentación consciente para nutrir cuerpo y mente
Cuando hablamos de “no me gusta mi cuerpo”, la alimentación suele ser un tema que genera muchas dudas y frustraciones. Yo siempre digo que comer bien no es una cuestión de sacrificios o dietas extremas, sino de aprender a nutrirnos con respeto y amor propio.
He acompañado a muchas mujeres que, al cambiar su relación con la comida, no solo vieron cambios físicos, sino que también comenzaron a sentirse mejor emocionalmente y con más energía para entrenar.
La alimentación consciente implica escuchar a nuestro cuerpo, elegir alimentos que nos den vitalidad y aprender a disfrutar sin culpa. Es un proceso que, combinado con el entrenamiento adecuado, puede transformar no solo tu cuerpo, sino también tu bienestar general.
El poder del cuidado emocional y mental
Una de las cosas que más he aprendido trabajando con mujeres es que la relación con nuestro cuerpo no es solo física, sino también profundamente emocional. Muchas veces, el “no me gusta mi cuerpo” está ligado a cómo nos hablamos a nosotras mismas y al estrés que acumulamos.
Cuidar nuestra mente es tan importante como cuidar nuestro cuerpo. Practicar la autoaceptación, ser amables con nosotras mismas y aprender a manejar el estrés puede transformar radicalmente nuestra percepción y motivación.
Por eso, en mis programas incluyo herramientas para que aprendas a escuchar tu cuerpo, a calmar tu mente y a construir una relación basada en el respeto y el amor propio, no en la crítica constante.
Pasos prácticos para empezar a transformar tu percepción corporal
Transformar la sensación de “no me gusta mi cuerpo” no ocurre de la noche a la mañana, pero sí puedes dar pequeños pasos que marquen una gran diferencia.
- Muévete de forma que disfrutes: encuentra una actividad física que te guste y que puedas adaptar a tu ritmo, sin presiones.
- Cuida lo que comes: incorpora alimentos que te nutran y te hagan sentir bien, sin obsesionarte con reglas estrictas.
- Practica la autoaceptación: habla contigo misma como lo harías con una amiga, con respeto y cariño.
- Descansa y cuida tu mente: dedica tiempo a relajarte, meditar o simplemente desconectar del ruido externo.
- Celebra cada pequeño logro: reconoce tus avances, por pequeños que sean, y celébralos sin culpas.
Si quieres apoyo para dar estos pasos, mi programa online está diseñado para acompañarte en este proceso de manera integral, combinando entrenamiento, alimentación y cuidado emocional.
Conclusión
Sentir que “no me gusta mi cuerpo” es una experiencia común, pero no tiene por qué definir cómo te relacionas contigo misma ni con tu salud. Transformar esa sensación es un proceso que requiere paciencia, cariño y acciones conscientes.
Entrenar, alimentarte bien y cuidar tu mente son herramientas poderosas que, usadas de forma equilibrada, te ayudarán a construir una relación más amable y real con tu cuerpo.
Si buscas un acompañamiento que entienda esta complejidad y te guíe paso a paso, mi programa online está pensado para ti. Juntas trabajaremos para que te sientas fuerte, saludable y en paz con tu cuerpo.
Conoce más sobre el programa y empieza a transformar tu relación con tu cuerpo hoy.